¡Hola !
¿Alguna vez te has lesionado, pero no has querido dejar de hacer un
deporte/entrenamiento aunque sabes que no ayuda a tu recuperación?
Hace poco comencé a trabajar con una nueva cliente de coaching.
Me contactó porque llevaba más de 3 meses con un dolor persistente de cadera.
No había dejado de entrenar (gimnasio + correr + yoga) a pesar del dolor, pero quería poder volver a entrenar sin preocuparse por una lesión grave.
Hicimos la evaluación y me quedó muy claro que el movimiento era una parte muy importante para ella. Lleva varios años entrenando y se siente mejor cuando hace algo de ejercicio todos los días.
Sin embargo, en casos de dolor persistente (probablemente combinado con una inflamación), seguir cargando a esa articulación o músculo puede interferir en el proceso de recuperación o incluso empeorar la lesión.
Le explique esto y
decidimos nuestro plan de acción para los primeros meses de entrenamiento:
- reducir la intensidad de las sesiones en el gimnasio, enfocarnos en nuevos ejercicios, técnica, tempo y progresar lentamente a medida que el dolor mejore
- cambiar la forma de ver el entrenamiento, poner nuevos objetivos según las áreas de mejora que identificamos en la evaluación
- dejar de correr temporalmente, para dejar que la articulación se desinflame (incorporando otras formas de cardio que tengan menos impacto)
Ella estaba muy ilusionada de comenzar, pero pude notar que el parar y "bajar" su ritmo de entrenamiento le causaba un poco de conflicto.
Comenzamos a entrenar y me sorprendió lo comprometida que estaba con el proceso. Me hacía preguntas cuando las tenía, me dejaba
comentarios en cada entrenamiento, ponía atención a las correcciones que le mandaba.
El tipo de cliente con el que todo coach sueña.
Pasaron las primeras dos semanas y me contó que sentía un poco de frustración y miedo—“es algo muy diferente, se siente raro”, “no quiero perder músculo”.
Estos son sentimientos normales y con los que esperaba toparme a lo largo del proceso.
Pero los resultados hablan por sí solos.
En 3 semanas, el dolor se redujo significativamente y vimos mejoras en su fuerza y movilidad.
Así que la lección que compartí con ella fue que a veces cuesta dar un paso hacia atrás, pero es necesario para poder dar tus siguientes 10 pasos hacia adelante.
Este pequeño cambio de perspectiva le ayudó a sentir nuevamente confianza en el proceso. Ahora seguimos avanzando hacia sus objetivos y pronto ella volverá a correr y entrenar pesado, como le gusta.
Espero que te ayude a ti también.