, prepárate para una reflexión profunda e iluminada:
"Somos lo que hacemos repetidamente". Hábitos. Somos sus esclavos y ni siquiera nos damos cuenta.
Un simple hábito negativo probablemente desencadenará en otro hábito negativo... y en otro... y
en otro...
Te voy a contar una historia sobre mi pasado oscuro.
Yo fumaba. Fumé entre los 16 y los 21 años.
Empezó
como un inofensivo tabaco cada viernes cuando salía con mis amigos. Lo tenía "bajo control".
Con el tiempo y sin darme cuenta ese tabaco se convirtió en 2, luego 3.
Luego comencé con la excusa de "solo fumo cuando bebo". Empecé a beber más.
Y las resacas eran peores porque bebía más y fumaba más. Entonces, acudía a los remedios confiables: hamburguesa o alguna otra forma de comida basura para pasar la resaca.
Odiaba amanecer con el olor a cigarrillo en los dedos, pero cada fin de semana era la misma historia.
Pero ojo, en mi cabeza yo no era un fumador. Solo "fumaba socialmente, de vez en cuando". Ese pequeño hábito me llevó a adoptar otros hábitos que eventualmente me llevaron a mi punto más bajo, cuando decidí dejarlo (eso fue en el 2016, ¡ya son 6 años sin fumar! 🥳).
Sé que aquí esperas algún punto de quiebre y un ¡nunca más voy a fumar!
Pero no fue así. Lo único que hice fue decir "hoy no voy a fumar". Luego repetí eso, cada día, por un año... luego dos... luego seis.
La buena noticia es que el espiral también funciona en el otro sentido. Un hábito positivo probablemente desencadenará en otro hábito positivo. Y en otro, y en otro...
El problema está en que pensamos que un hábito tan pequeño como no fumar un día, o dar una caminata corta antes de trabajar no hará la diferencia y, por eso, nunca lo implementamos.
Pensamos que es fácil cambiar nuestros hábitos, o adoptar uno nuevo. "El lunes empiezo la dieta, voy a dejar de comer pizza y hamburguesas y voy a comer ensalada
todos los días". Tú y yo sabemos cómo termina esa historia.
La mejor forma de hacerlo es encontrando un hábito que te cueste el menor esfuerzo posible para obtener un cambio positivo en poco tiempo.
Por ejemplo, si tu trabajo es muy sedentario y no estás caminando mucho durante el día, subir
por las escaleras en lugar de usar el ascensor puede ser un excelente nuevo hábito que no requerirá de demasiado esfuerzo menta.
Luego, puedes implementar salir a dar una caminata después de trabajar. Y así, más hábitos positivos se irán sumando, día tras día.
En mi opinión, esta es la parte más importante
del trabajo de un coach: Guiarte desde donde estés actualmente hasta dónde quieres llegar, planteándote objetivos realistas que puedas conseguir y dándote seguimiento para asegurar que no dejes de lado los hábitos saludables que hayas implementado.
Pero es importante que sepas que el esfuerzo lo pones tú, día a día, con pequeños hábitos positivos uno tras otro.
Si sientes que necesitas ayuda implementando nuevos hábitos saludables, o cambiando hábitos no saludables, ¡hablemos!
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